Mi vecino del fin de semana (9): Cómo también la cogió por el culo

Le cuento al Justi, mi vecino del barrio cerrado, que ya sé lo que mi mujer y él hicieron, que cogieron en mi casa. -¿Qué más te contó tu mujer de lo nuestro?

-Que todo está grabado en su celular y en el tuyo. Que ella se dio cuenta que la grababas y quiso grabarlo también.

-Me dijo que cuando ella terminó su primer orgasmo y te chupó bien la verga, te siguió besando como loca, que te agarró de las nalgas y que te empujó hacia ella para que te la cojas, que le entró tu poronga de un saque en su concha empapada hasta el fondo y pegó un alarido ahogado. Que te agarró del cuello, te miró a los ojos con lujuria y te pidió que la cogieras mucho, ahí mismo, sobre la mesada. Que la cogiste como a una perra en celo como diez minutos y que tuvo otro orgasmo que no terminaba más, que te mordió el hombro de la calentura.

-Que después la llevaste montada en tu verga hasta el sillón que está frente a la ventana, que estaba abierta. Que te sentaste en el sillón con ella montada encima tuyo y que cuando se calmó la empezaste a bombear desde abajo hasta que te cansaste y ella te cabalgó varios minutos. Que le comías los pechos como un bebé hambriento y te hizo acabar como un burro llenándola de leche hasta el fondo de su vagina y tuvo un tercer orgasmo.

-Que hicieron un break para tomar cerveza entre los dos para relajarse, pero que se le cayeron varios chorros de cerveza de los labios a las tetas y vos te los chupaste, Que se puso muy caliente de nuevo y te pidió que se la metieras por el culo, que tenía esa materia pendiente.

-Y que entonces vos, muy turro, te pusiste a cogerle la concha frente a la ventana que da a la calle, con ella agarrada a los postigos de madera abiertos para que los vieran todos los que pasaban, pero no pasaba nadie, pero le seguiste dando y dando. Que después con sus jugos y tu semen le lubricaste el culo, se lo chupaste y le metiste dos y hasta tres dedos para masajearlo y después le enterraste la poronga hasta el fondo y que ni se quejó.

-Que cuando estaban en lo mejor, con su culo ya acostumbrado a recibir con avidez tu mete y saca, pasó caminando por la vereda Kevin, el chico jardinero del barrio. Que le dijiste que lo llamara, así en bolas como estaban los dos.

Kevin abrió el portón con timidez y cuando los vio cogiendo en la ventana se puso al palo en el acto.

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