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  • Visitando un club swinger

    Visitando un club swinger

    En casa mi esposo arrecho me cachó por el culo que me dolía mucho ya que estaba adolorido y si lloraba del dolor, por ello mi esposo me dijo que pararíamos está situación pues se nos estaba yendo de las manos.

    Pasó mucho tiempo para recuperarme de todo esto, que mi esposo no me hablaba de algún encuentro, es por ello que un día le dije si se podía organizar otro encuentro, me dijo que aún no y que me avisaría si se presentaba algo.

    Hasta que un día me dijo que había averiguado y había un club swinger llamado Eros y que sería bueno conocer a amigos, es así que nos registramos para un sábado por la noche, entramos y al ver qué estábamos registrados pasamos.

    Pudimos observar juegos con premios sorpresa, bailes eróticos y demás, hasta que llegó la hora de entrar a los cuartos, adentro mi esposo me dijo que iría al baño, razón por lo cual un muchacho aprovecho acercarse a mi para proponerme sexo del bueno, le dije que tenía que hablar con mi esposo, ok me dijo.

    Al llegar mi esposo le comenté del amigo y me respondió que si era de fiar que no había problema, con señas le dije que podía venir y vino con 6 cervezas y 1 vino, donde se presentó como un grande admirador de mi belleza, le cayó bien a mi esposo, era muy conversador y respetuoso, hasta que sacaron a mi esposo a participar de uno de los juegos revienta globos, donde tenía que atinar el globo con premio y castigos.

    Me quedé con el amigo quien me hacía tocar su bulto, si que estaba bueno, la verdad que me excitaba la idea, al final nos tocó ir a los cuartos a donde nos invitaron a entrar los que quieran, fuimos, el amigo detrás nuestro.

    Ahí pude ver de todo, era una orgía, vergas de todos los tamaños, vi una doble penetración anal y vaginal a una señora, me quedé súper excitada antes todo eso, se acercó mi esposo y me dijo, sólo te permito cachar con el amigo, oki amor le dije, pues el amigo estaba desnudo y tenía un buen miembro tampoco puedo decir dotado pero si que estaba bueno y regular.

    Lo mamé rico y el hizo lo mismo con mi concha y mi culo, intentó meterlo por el culo y me dolió, quizás me quedé con el trauma anterior y le dije que por favor solo vagina, aceptó mientras gozaba duro y parejo con mi conchita, mientras le mamaba la verga de mi esposo, era una excitación rica hasta que eyaculó sobre mi culo.

    Estuvo super rico esa escena mientras de reojo veía las grandes cachadas a la señora de al lado mío, como le abrían el culo y la concha. Le tome la leche de mi esposo y salimos a casa, fue inolvidable estar en un club así.

    Llegando a casa mi esposo me dio culo y vagina mientras me preguntaba porque no le había dado el culo al chico, le dije que no sabía que me había pasado pues me dio miedo, pero que para la próxima si pasará.

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  • Lore mi fantasía (2 – final)

    Lore mi fantasía (2 – final)

    Recordarán en el primer relato “Lore mi fantasía” como me fui obsesionando con partes de su cuerpo y que en la última reunión con mi amigo tuvimos una conversación en donde él jugaba con Lore a darle permiso para que se dejara manosear.

    Yo con la obsesión por Lore y la idea de que mi amigo podría darme permiso de pasar mis manos por las piernas, nalgas y pechos de su esposa, regresamos a la casa con los tacos pero yo con la fantasía de que Lore me escogiera para usar ese permiso que le decía mi amigo que tenía.

    Cuando llegamos Lore mantenía sus manos al frente muy concentrada en que no tuviera yo la oportunidad de ver otra vez bajo su vestido entre sus piernas. Transcurrió la noche, muy divertidos y sin darnos cuenta nos tomamos 4 botellas de vino tinto.

    Ya tarde, como a las 3 am y con el efecto de vino tinto deciden irse, salimos y le doy un abrazo a Lore para despedirnos y me dice en voz baja cerca de mi oído “si te gustó lo que viste ábreme la puerta otra vez”.

    Por supuesto que la acompañe, le abro la puerta de la camioneta y ella sube abriendo las piernas intencionalmente dando el tiempo perfecto para que yo apreciara nuevamente su tanguita blanca de encaje, pero en esta ocasión se notaba hinchada su panochita, se veía húmeda la tanguita y se salía uno de sus labios con prácticamente nada de bello.

    Sentí que estaba soñando, cierra las piernas y subo la mirada viendo la cara de Lore roja, con una mueca pícara viendo al parabrisas.

    No pude dormir, toda la noche tuve mi mano tocando mi pene erecto, recordando las ocasiones en que me la estuve sabroseando, sus piernas, pies, pezones y las 2 ocasiones en que vi entre sus piernas. Me vine 2 veces despierto y 2 veces soñando.

    Los siguientes días estuve muy distraído pensando cómo podría yo tener una oportunidad de charlar solo con Lore, lo veía imposible ya que siempre nos veíamos en pareja y sería muy torpe llamarle para verla solo a ella.

    Pasó la semana y me despierta mi esposa el sábado diciéndome “ve por tu hija a casa de Lore” se quedó a dormir por qué salió ayer con su hija la más grande.

    Inmediatamente me metí a bañar, me puse loción y me fui a casa de mi amigo y Lore por mi hija.

    En el camino iba pensando en algún tema de conversación que pudiera hacer un vínculo especial con Lore, no se me ocurrió nada cuando ya estaba fuera de la casa.

    Se abrió el portón y salió mi amigo, baja la ventana y me dice: entra, ahorita bajan.

    Entro a su casa, paso a la cocina y veo a Lore preparando la cafetera, de espaldas con un camisón negro que apenas si le cubría las nalgas, se le veían hermosas sus piernas y sus talones lisitos, la tela del camisón era muy delgada y se traslucía bastante se veía su pantaleta, pero no traía sostén.

    De repente sin voltear dice Lore “que pasó” y respondí “buenos días Lore”, volteo de inmediato y pude ver como por lo delgado del camisón se veían sus pechos y se podía notar como sus pezones se fueron haciendo duros hasta quedar bien paraditos.

    Dijo, perdón pensé que se le había olvidado algo a mi esposo, se rio y dijo, deja te saludo, se acercó y vi la oportunidad de abrazarla, rodeé con mis brazos su cintura obligando a que sus brazos subieran a mi cuello y la apreté a mi cuerpo fuerte con toda intención, sintiendo sus tetas en mi pecho, una delicia percibir la presencia sus pezones parados rosando mi pecho, vi abajo y su camisón se subió dejando ver como una nalga se salía completa de su pantaleta.

    Lore hizo un poco de fuerza para soltarse del abrazo y dijo, deja aviso que ya estás aquí.

    Ya estaba mi verga bien dura desde que la vi de espaldas, seguro la sintió en el abrazo.

    Lógicamente bajó de nuevo con un pantalón y playera, llegó mi amigo con desayuno y quedamos de hacer algo en la noche.

    Llegada la noche mi esposa dijo vamos a un lugar con música, Lore propuso un bar de moda en donde cantan todo el tiempo.

    Iba preciosa, muy elegante pero sensual, con un vestido a medio muslo, zapatito de tacón con pulsera y tirita en los dedos, uña pintada muy bonita, se le veían los pies muy acariciables, escote delicioso con un dije justo en donde comienza la separación de sus tetas.

    Nos dieron una mesa bien ubicada tipo periquera y mi esposa y Lore se sentaron juntas.

    Platicaban ellas y platicaba yo con mi amigo, Lore se veía riquísima y estaban tipos cerca viendo sus piernas sin disimular.

    A la hora de haber llegado, mi amigo se va al baño y uno de los tipos se arrima a Lore y me cambio de lugar poniéndome entre Lore y el tipo.

    Mi amigo regresa y se pone donde yo estaba antes de ir a un lado de Lore y así nos quedamos.

    Teníamos avanzada la botella, cantábamos los cuatro muy ambientados y se me ocurre bajar la mano y comienzo a acariciar el pie de Lore, tocándole sus dedos, talones, la veo y sonríe, subo mi mano y comienzo con la cara externa de mi mano a acariciar su pantorrilla y de repente pongo mi mano en su rodilla y empiezo a subir la mano a la parte externa de su muslo y cuando voy a la parte interna, atrapa mi mano juntando con fuerza las dos piernas, volteo para ver su cara y estaba cantando con los ojos cerrados, intento sacar la mano y agarra mi muñeca impidiendo que quite mi mano.

    Me siento desconcertado, cuando de repente comienza a separar las piernas y jala mi mano hacia el centro de ellas, con mis dedos siento una tela de encaje húmeda cubriendo sus labios que se sentían dilatados estoy así por un tiempo breve, hago a un lado la tela para estimular directamente y apenas sentí un poco en el interior de sus labios el clítoris y bruscamente cierra sus piernas y quita mi mano.

    Dejó unos minutos pasar y me acercó a su oído diciéndole, “tienes permiso”, ella hace cara de extrañada y me dice, ¿quien dice? Y contesto, tu marido.

    Empieza a cantar y pasan como 20 minutos cuando mi esposa dice, siento que tomé mucho ya vámonos, mi amigo dice, no me siento muy bien, nos llevas.

    Nos salimos, tomo el carro y mi esposa se sube adelante, Lore y mi amigo atrás, cuando dice mi esposa, me dejas a mí primero y los llevas, no me siento bien.

    Se mete mi esposa a la casa, avanzo en el carro y me dice mi amigo, detente, me estaciono a media cuadra y me dice pásate atrás, con un poco de desconcierto, me paso al asiento trasero y ahí mismo se queda Lore.

    Tan pronto comienza a avanzar, Lore sube su pierna derecha a mi pierna izquierda, quedando sus piernas muy abiertas, empiezo a acariciar su pierna deliciosa y veo que mi amigo nos veía en el retrovisor, me voy a besar el cuello de Lore y bajo la parte delantera de su vestido, dejando sus tetas de fuera.

    Le quito su tanga y con una mano hago caricias a su panochita en sus labios y clítoris, con la otra mano agarro sus nalgas.

    Se oye abrir el portón de la casa de mi amigo, entramos, cierra el portón, apaga el coche y se pasa al asiento del copiloto para ver mejor.

    Lorena de repente se sube arriba de mí y yo empiezo a lamer sus pezones, con una mano le agarró las nalgas y con la otra jugaba con su clítoris.

    De un momento a otro, yo me sacó la verga y me dice Lore jadeando, no puedo, lo decía bajito y torcía los ojos para ver a mi amigo.

    Yo rogaba, solo déjame sentir con la punta de mi verga tu panochita.

    Lore ve a mi amigo, él dice que si con la cabeza y agarro mi verga y la resbaló de arriba a abajo sin meterla, Lore empieza a decir qué rico y hacia pujitos, cuando hago un movimiento para meterle la verga y Lore dice, no, eso no quiere mi marido, forcejeamos, ella se defendía haciéndose atrás, cuanto mi amigo le pone una mano en medio de la parte baja de la espalda y la empuja para ayudarme y le entra toda como cuchillo en mantequilla.

    Lore se empezó a mover delicioso y decía, sácala por favor con pujitos, repitiendo, mi marido no quiere, y mi amigo la empezó a nalguear suave y rico.

    Nos venimos al mismo tiempo, Lore me jaló el cabello muy fuerte y después se bajó de mí y se quedó tranquila un rato.

    Se baja del carro y va por mi amigo, le agarra la mano y le dice, no te la vas acabar en toda la noche.

    Desde entonces ya no nos hemos juntado, pero me platicó mi amigo que el permiso era con 2 condiciones:

    1: Mi amigo tenía que ver

    2: No podía repetir con nadie

    Me confesó que conmigo fue la primera vez y que continuaron con otros hombres que por supuesto Lore les traía ganas.

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  • Calor de puta

    Calor de puta

    No puedo más. Llevo horas encerrada, caliente como nunca. Me desperté mojada, con las sábanas pegadas a las piernas y el coño latiéndome como si estuviera en celo. Me toqué apenas abrí los ojos… y ya iba por el tercer orgasmo antes del desayuno. Me he corrido cinco veces hoy, y todavía me siento vacía, necesitada, usada… pero no lo suficiente.

    Me metí a la regadera pensando que el agua fría me ayudaría a calmarme, pero en cuanto empezó a caer sobre mi cuerpo, todo se fue al carajo. El agua resbalaba por mis pezones duros, por mi cuello, entre mis piernas… y no lo aguanté. Me tiré al piso como una puta necesitada. Me abrí de piernas sin pensar, como si me fueran a coger ahí mismo.

    Mis dedos se fueron directo al coño. Estaba tan mojada que se oía el sonido asqueroso de mis dedos chocando contra esa carne blanda, hinchada, sensible. Me froté con desesperación, gimiendo como perra en celo. Me imaginaba tus manos, tu boca… tus dedos hundiéndose en mí sin piedad. Me agarraba las tetas con fuerza, me las arañaba. Me mordía los labios, jadeando, rogando por ti, por tu lengua, porque vinieras a romperme.

    —“Hazme tuya… por favor, ven, fóllame…” —no dejaba de repetirlo mientras me metía los dedos a la boca y los chupaba como si chupara los tuyos… o algo más.

    Me sentía tan sucia, tan entregada. Me abría más, por si de alguna forma me estuvieras viendo. Me decía a mí misma que tú estarías orgullosa de verme así: en el piso, con el culo al aire, mojada hasta el ombligo, rogando porque me uses como quieras.

    Y me vine. Fuerte. El cuerpo me temblaba, me escurría por todos lados. El suelo quedó empapado. Me metí los dedos a la boca para probarme. Me relamí como una ninfómana agradecida. Pero eso no me calmó. Me dejó peor.

    Sigo caliente. Me arde el coño. Me late, me duele. No quiero tocarme otra vez sola. Quiero que tú vengas. Que me abras de piernas, me escupas el coño, me metas la lengua hasta el fondo. Que me ahogues en placer, que me pongas en cuatro y me digas lo zorra que soy por mojarte toda la cara.

    Quiero mirarte desde abajo mientras te dejo usarme. Quiero que me tires del cabello, que me hagas gritar tu nombre, que me digas que soy tuya, solo tuya. Que me cojas sin parar hasta que te canses de mí o hasta que me desmaye de tanto venirme.

    Estoy aquí, abierta, temblando, sola… deseándote. ¿Vas a venir a hacerme tuya, o vas a dejar que me siga tocando como una puta desesperada mientras pienso en ti?

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  • Era enorme

    Era enorme

    Aún recuerdo cuando salíamos, lo nuestro no funcionó, pero su miembro era enorme tanto que cada vez que me penetraba me terminaba doliendo el estómago, ese morbo me encantaba. Tenía la circuncisión hecha y yo nunca había estado con alguien así, era larga y gruesa de esas clásicas de películas xxx.

    Volviendo de comprar me lo crucé, yo estaba recién bañada y con ropa cómoda porque recién volvía del trabajo, respondí su mirada con una sonrisa pícara y él me entendió.

    Yo soy curvy con lindas tetas y cintura, él alto 1.89 grandote medio castaño claro y blanco. Se acercó a saludarme y yo sentía nervios en el estómago, me dio un beso abajo de mi oreja y yo suspiré. Listo, sin decir nada me agarró la mano y me llevó a su casa, se dio una ducha mientras yo estaba en su habitación.

    Escucho que termina de bañarse y sube la escalera, los nervios se intensifican me encanta esta sensación.

    Llega y se sienta en la cama, yo desesperada me arrodillo para meterme su frío pene en mi boca que dormido me entraba todo. Comienzo a mover la lengua mientras siento que mi boca me va apretando, ya no me entra todo continuo comiéndome esa hermosa verga como la extrañaba. La succiono poniendo mis dos manos en donde empieza, era enorme tal y como la recordaba. Me la meto casi hasta llegar a mi garganta, con una mano le acaricio sus huevos suaves y los beso, bajo un poco más… él me dice que no porque tiene cosquillas, pero yo estoy desesperada le meto la lengua atrás de sus huevos mientras le aprieto la verga con mis manos, comienza a gemir uff ¡como amo que los hombres giman!

    Vuelvo rápido a metérmela lo más que puedo en mi boca y comienzo a succionar pasando mi lengua por todas partes, necesito esa leche en mi boca ya. Le agarro su cadera y la empujo hacia mi cara, lo tengo bajo mi control él solo me mira, hasta que siento algo muy suave y caliente en mi boca trago lo que puedo, pero se me sale por los costados hasta mis pechos, él me pide que pare, pero yo me quedo tragando todo mientras late en mi boca, se la limpio bien y la saco con cuidado. Quedó acostado agotado, pero con una sonrisa feliz.

    Yo estoy toda mojada esperando a que se recupere, pero eso será en otra historia.

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  • Mi experiencia con el sexo anal

    Mi experiencia con el sexo anal

    Quiero relatarles a grandes rasgos mi experiencia con el sexo anal como gay 100% pasivo.

    Solo he tenido dos parejas sexuales en toda mi vida, aquellos hombres que estuvieron adentro de mi y descubrieron mi intimidad anal.

    El primero fue un compañero del colegio con quién nos reencontramos después de un año de la graduación aquello fue de una sola noche pero fue de mutuo acuerdo, para ese entonces yo ya introducía mis dedos por el ano con bastante frecuencia.

    Quería sentir un pene real adentro y mi amigo fue mi primera experiencia en ese sentido. Ya después los dildos estaban a la orden del día.

    Máximo pasaban 3 días sin que yo hiciera mis prácticas anales así les llamaba a mis masturbaciones anales.

    Dos años después de lo de mi amigo del colegio conocí a mi novio actual, no voy a ahondar en como lo conocí solo voy a hablar de sexo anal como tal.

    Al principio no tenía sexo con el por qué el era bastante tímido para decirlo y yo muy cobarde como para pedir que me penetrara.

    Tiempo después con más confianza me animé y le dije que ya era hora que tuviéramos sexo yo venía practicando con dildos de 12 cm más o menos pero ya con el pene de el que es de unos 17 cm cambiaba.

    Al principio me dolía pero el lo hacía lento y con mucho lubricante para que no me saliera, primero metía una parte lo sacaba entero y luego un poco más.

    Esto lo hacíamos cada que nos veíamos y llegó el punto en el que pude contener el pene entero adentro de mi ano.

    Con el tiempo aprendí a disfrutarlo bastante hasta el punto que para mí ya es la única manera de tener sexo y es siendo el penetrado o el pasivo el 100% de las veces dado que me genera un placer indescriptible.

    Generé una conexión profunda con mi novio en la que le entrego toda mi intimidad para que él reciba placer y yo también reciba placer.

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  • Mi esposa prueba por primera vez un trío

    Mi esposa prueba por primera vez un trío

    El murmullo alegre de la fiesta resonaba en el salón, pero para Marcos era solo un telón de fondo. Sus ojos buscaban a Sofía entre el grupo de amigos, su esposa desde hacía quince años. Quince años en los que una fantasía persistente había crecido en su interior: verla entregarse a otro hombre. Sofía, con su piel canela, su cabello azabache ondeando sobre sus hombros y esa sonrisa que siempre lo había desarmado, era el centro de su universo. Y esta noche, después de incontables conversaciones tímidas y miradas cargadas de deseo reprimido, parecía que su sueño estaba a punto de hacerse realidad.

    La excusa perfecta había sido la celebración del ascenso de Javier, un amigo íntimo de ambos. El alcohol corría generoso, las risas eran fáciles y la atmósfera relajada había creado una complicidad palpable entre los tres. Javier, con su atractivo varonil y su mirada pícara, parecía entender la tensión latente que existía entre Marcos y Sofía.

    En un momento dado, mientras la música sonaba más suave y algunos invitados comenzaban a despedirse, Marcos sintió la mano cálida de Sofía en la suya. Sus ojos se encontraron y él vio en ellos una mezcla de nerviosismo y una excitación que nunca antes había presenciado.

    “Subamos un momento”, susurró Sofía al oído de Marcos, su aliento cálido erizando su piel. Él asintió, el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. Javier los siguió discretamente.

    Una vez en la habitación, la puerta cerrada tras ellos, la atmósfera cambió drásticamente. La luz tenue de la mesita de noche creaba sombras danzantes en las paredes. Sofía se giró hacia Marcos, sus dedos desabrochando lentamente los botones de su camisa. Él la observaba, embelesado, mientras la tela se abría para revelar su sostén de encaje negro.

    “¿Estás seguro de esto?”, preguntó ella, su voz apenas un hilo.

    “Más que de nada”, respondió Marcos, su voz ronca por la excitación.

    Sofía sonrió, una sonrisa que prometía placer y abandono. Se acercó a él y lo besó con una intensidad que lo hizo tambalearse. Sus lenguas danzaron, un preludio al baile más íntimo que estaba por comenzar.

    En ese instante, Javier se unió a ellos, sus manos acariciando la espalda de Sofía por encima del encaje. Ella jadeó ante el contacto, sus manos aferrándose a los hombros de Marcos. La fantasía comenzaba a tomar forma, más real y excitante de lo que jamás había imaginado.

    Los besos se multiplicaron, los tres entrelazados en un abrazo apasionado. Las manos exploraban sin pudor, despojando las últimas barreras de ropa. Sofía quedó en ropa interior frente a los dos hombres, su cuerpo curvilíneo brillando bajo la luz tenue. Marcos no pudo evitar admirar su belleza, la forma en que sus pezones se erizaban bajo la mirada de Javier.

    Fue Javier quien rompió el silencio con una voz grave y sensual. “Eres preciosa, Sofía”.

    Ella se sonrojó ligeramente, pero no apartó la mirada. En cambio, se acercó a Javier y desabrochó su camisa, dejando al descubierto su torso musculoso. Marcos sintió una punzada de excitación al ver a su esposa tomar la iniciativa, dominando la situación.

    Los tres terminaron desnudos, los cuerpos rozándose, la piel erizada por el deseo. Marcos tomó la mano de Sofía y la guio hacia el miembro erecto de Javier. Ella dudó por un instante, luego lo rodeó con sus dedos, moviéndolos con una lentitud sensual que hizo gemir a Javier.

    “Ahora tú”, susurró Sofía a Marcos, ofreciéndole su propia entrepierna húmeda. Él se inclinó y la lamió con avidez, sintiendo el sabor dulce y salado que lo enloquecía. Sofía arqueó la espalda, sus manos aferrándose a su cabello.

    El sexo comenzó sin pudor, sin reservas. Javier tomó a Sofía por la cintura y la penetró por detrás, sus embestidas profundas y rítmicas. Sofía gritó de placer, su cabeza hacia atrás, su cabello azotando. Marcos se unió a la escena, besando su cuello, lamiendo su oreja, sus manos acariciando sus pechos.

    Cambiaron de posiciones constantemente, explorando cada rincón de sus cuerpos. Sofía se colocó encima de Javier, cabalgándolo con movimientos lascivos, sus pechos balanceándose libremente. Luego se giró hacia Marcos, tomándolo en su boca con una destreza que lo hizo perder el control. Javier observaba la escena, su propia excitación creciendo ante el espectáculo.

    En un momento de frenesí, Marcos tomó a Sofía y la levantó, sus piernas rodeando su cintura. Javier se unió a ellos, penetrándola por detrás mientras Marcos la embestía de frente. Los gemidos y los gritos de placer llenaron la habitación, un coro de deseo desatado.

    Probaron todas las formas posibles de unirse, cada encuentro más intenso que el anterior. El sudor brillaba en sus cuerpos entrelazados, el olor a sexo llenaba el aire. No había límites, solo el deseo de explorar y complacerse mutuamente.

    Finalmente, los tres alcanzaron el clímax al mismo tiempo, sus cuerpos temblando con espasmos de placer. Sofía gritó con fuerza, sus uñas arañando la espalda de Marcos mientras la leche caliente de Javier se derramaba en su interior.

    Jadeantes y exhaustos, se desplomaron sobre la cama, sus cuerpos aún unidos por el sudor y la satisfacción. Un silencio denso y placentero llenó la habitación. Marcos miró a Sofía, sus ojos brillantes de una felicidad salvaje. Ella le devolvió la mirada, una sonrisa cómplice en sus labios.

    La fantasía se había hecho realidad, superando todas sus expectativas. La noche de celebración entre amigos se había transformado en una explosión de deseo compartido, uniendo a los tres en una intimidad carnal que ninguno de ellos olvidaría jamás.

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  • Mi esposa follando con otro (2)

    Mi esposa follando con otro (2)

    Recordaran como tuve sexo con mi esposa después de que su asistente David la folló, al final le dije a mi esposa: “busca a David y haz que te coma el chocho con mi semen, que deguste mi semen con tus flujos; de la misma manera como yo me comí su semen con tus flujos”.

    Cuando mi esposa me miraba interrogándome, le dije: “no sabía que eras una putita, te vi follando con David, quería hacerte una escena, pero la calentura me ganó y gocé follándote con el semen de otro en tu chocho, quiero ahora convertirte en mi puta y follarte junto con tu asistente, vamos a hacer un trio, llámalo”.

    Mi esposa muy enojada me respondió, si es lo que quieres, llámalo tu. Tome su celular y le marque a David, al contestar muy nervioso al saber que yo le llamaba del celular de su puta, le dije: “hola David, estas invitado a almorzar mañana junto con mi esposa, te espero hacia las once de la mañana en nuestra habitación”; él me contestó que gracias y que estaría puntual.

    Ella me increpó: “¿qué estas maquinando?”, yo le respondí: ”mañana los niños estarán todo el día en excursión, saldrán a las 10 am y regresarán a las 5 y media de la tarde, por tanto, tenemos cuatro horas para follar con tu asistente, y tú esposa mía recatada y fiel te vestirás muy sugerente, muy sexy como la puta que es, porque te follaremos toda la tarde, y por favor, no me retes”.

    Al día siguiente, entregué a los niños a los encargados para su día de camping, y regresé a la habitación, mi esposa estaba en la ducha alistándose según mis planes, David llegó le hice seguir y le ofrecí de tomar, sirviendo un par de wiskis y una copa de vino para mi esposa, y entablamos una conversación de cualquier cosa para pasar el tiempo, mi esposa tardaba mas de la cuenta, fui a la habitación y no estaba lista, yo le dije: “mejor así, con eso no tenemos que desvestirte, el almuerzo llega a las doce en punto, tu elige como saldrás a almorzar”.

    Mi esposa salió de la habitación vestida con una minifalda color piel muy ajustada, ese culo se le veía precioso, zapatos de tacón que realzaba más su culo y sus piernas, una blusa muy vaporosa ajustada, se le veían sus pezones, no tenía brasier, el peinado en una coleta y con un mínimo maquillaje, estaba simplemente maravillosa, David y yo nos quedamos embobados mirándola, llegó el almuerzo y comenzamos a degustar y a beber vino, y yo coloque en mi celular música romántica muy suave.

    Terminamos y nos sentamos en el sofá, mi esposa entre David y yo, conversando y bebiendo, ya estábamos más que entonados y el alcohol cumple su función. Coloque seguidamente música bailable suave e invité a mi esposa, la abrace y la bese, y comenzamos a bailar muy pegaditos para que sintiera mi erección, ella sabe que son 23 centímetros de verga que le fascina mamar y disfrutar, a la siguiente pieza la deje en manos de David que muy nervioso le puso las manos en su espalda-hombros, porque mi esposa se le colgó a su cuello y se le pegó, David me miraba y se alejaba un poco de mi esposa, y otra ronda de vino, serví sendos vasos y vino y dije fondo blanco.

    Ellos seguían bailando y David sacando el culo para no pegarse, entonces me acerqué abrace a mi esposa por la espalda y comencé a acariciarle las tetas, ella se giró y me besó con lengua incluida y se me pegaba, David quedo solo, entonces le dije venga péguese que mi esposa quiere sentir tu verga en las nalgas, él se pegó, yo cogí sus manos y con ellas magreaba las tetas de mi mujer; giré a mi mujer quedando cara a cara con David y le dije bésala, chúpale la lengua y las tetas en ese momento le arranqué la blusa quedando solo en tetas.

    David se lanzó a chupar esos hermosos pezones de mi mujer, ella gemía y decía: ”chupa David, chúpame las tetas bien duro me gusta fuerte, muérdeme los pezones, siii… siii … rico que rico…”, mientras tanto le arranque la minifalda y la tanga quedando desnuda y comencé a chuparle el culo, le follaba el culo con mi lengua, David también se puso de rodillas para comerle el chocho a mi mujer, yo chupaba el culo y se lo penetraba con dos de mis dedos y David le dedeaba y le chupaba y mordía su clítoris.

    Ella gritaba: ”esposo soy tu puta hoy y siempre quiero ser tu puta, para que me folle con David, soy la puta de ustedes, que rico, siento que me voy a correr, chúpame el chocho David y tu marido mío fóllame el culo con tu lengua, si así, delicioso se siente, chupen fuerte, mas fuerte, duro muy duro ¡ahh! Me estoy corriendo, David y esposo tráguense mi corrida, par de cabrones, como gozo, pero quiero sus vergas en mi chocho y culo, quiero a los dos dentro de mí, fóllenme, fóllenme pero ya… quiero sus vergas”, nos desvestimos y le ofrecimos nuestras vergas, ella las mamó un ratito y nos dijo que quería verga.

    Puso a David de espalda sobre la cama y cogió su verga, la puso a la entrada de su canal y se sentó en ella en un solo envión, se empalo de una sola sentada, me miro y me dijo marido quiero tus 23 centímetros dentro de mi culo, quiero que me lo partas. Coloque la punta de mi verga en su ano y apreté hasta que entró en su anillo anal, esperé unos segundos y de un solo golpe de riñón se le metí mi verga hasta que mis huevos chocaban con los huevos de David, nos sincronizamos y follamos como 20 minutos, yo la nalgueaba y David le chupaba las tetas y las mordía.

    Ella solo gritaba: ”cabrones como gozo, estoy en la gloria, que rico, denme duro, fóllenme duro, marido métemela con fuerza quiero sentirla muy adentro, ábrame las nalgas y métela toda con fuerza, David fólleme con fuerza quiero sentir tu verga en mi útero para eso estoy super abierta para que me partas la panocha, me corro, me estoy corriendo” y los tres explotamos al tiempo, David le llenó el chocho de semen, ella lavo las huevos de David con el torrente de flujo que arrojó y yo le llene los intestinos con mi semen, nos tiramos a descansar con ella en medio.

    La acariciábamos, y yo comencé a comerle el chocho, mordía el clítoris y le dije a David “me comeré su semen y usted cabrón le comerás el culo para que degustes mi semen”, mientras mi esposita me mamaba mi verga y pajeaba a David, ahí estuvimos hasta que el culo y la chocha quedaron muy limpias, y nuestras caras manchadas de semen y flujo, cambiamos y ahora yo le chupaba el culo a mi mujer y David su vagina y clítoris, y ella mamaba la verga de David y a mí me masturbaba.

    Me puse de espaldas con mi verga mirando el techo y le dije “esposita ahora me cabalgas a mí, mi verga si llega a tu útero, y David te romperá el culo”; ella se subió y se ensarto mi verga en una sola sentada, se acostó sobre mí levantando el culo, David le abrió las nalgas y apuntó su verga y se la metió despacio por su recto, ahí comenzamos con un mete saca muy sincronizado, yo meto David saca, yo saco David mete; follamos con fuerza como por otros 30 minutos, David explotó en el culo de mi mujer llenando sus intestinos de lefa, y se salió.

    Mi mujer y yo seguimos follando, las puse abajo yo me subí, puse sus piernas en mis hombros y me la follé con fuerza, quería romperle el chocho, ella durante todo el tiempo gimió, grito y pedía que le rompiéramos el culo y la panocha, después de 15 minutos nos corrimos y bufamos simultáneamente, como David miraba estaba de nuevo con la verga muy parada, yo se la saqué y David se acercó y de una se la hundió en el chocho a mi mujer, se la folló por otros 10 minutos y le lleno el chocho de lefa, se salió y mi esposa rezumaba semen por su agujeros que los tenía rojos e inflamados de la follada que le dimos a mi mujercita hermosa y amada, pero putita.

    Por los siguientes seis meses, yo follaba a mi esposa Luz Stella todos los días noche y mañanero; con mi consentimiento David follaba a mi mujer todos los jueves por la tarde y los fines de semana sábado y domingo nos la follábamos entre los dos; los niños terminaron viviendo con los abuelos, y David dejó de ser el asistente de mi esposa y se trasladó de ciudad.

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  • Cuando las cosas están escritas

    Cuando las cosas están escritas

    Suspira suavemente, mi cuerpo se tensa, veo venir mi destino. Sutilmente un pulgar en mi cuello, acaricia mi piel como si fuera de cristal, con la más sutil delicadeza. Increíble sensación, mil mariposas revolotean en mi barriga. Las ideas fluyen en cascada, nuevamente un suspiro que envuelve mi oreja con mil frases preciosas atrás de ella que van llenándome de deseos oscuros, pero todos llenos de pasión.

    La tensión de mi cuerpo aumenta, mis músculos se tensan, cada vez más y más… las palabras se embriagan y más dulce se vuelve el acto. Una suave caricia en mi abdomen que sube ondulante hasta mi pecho. Cinco dedos con sus cinco uñas manchadas de carmín presionan mi piel aumentando el deseo y enrojando mi hombro.

    La pasión se hace mayor al aumentar el deseo y éste no se hace esperar, es partícipe de tan inocente jugada llena de amor y lujuria.

    Aumenta la lujuria, aumenta el deseo, mi oreja ya está roja, ansiosa de seguir escuchando sutiles palabras cargadas de sexo.

    Es como extasiar el éxtasis… es ir más allá de la razón humana, no se han dado más de dos pasos y nos encontramos de frente a lo que es inevitable.

    Esta vez los suspiros son acompañados por los míos, y estos se complementan con jadeos; los dedos que antes apretaban mi pecho ahora juegan con los vellos de todo mi tórax… que suplicio tener que arremeter ante tanta pasión. Ya veo venir lo inevitable, es incontenible saber lo que vamos a hacer después.

    Un brazo atora mi cintura, nuevas manos aparecen en escena, son dos pares los que juguetean por el aire y golpean de vez en cuando contra mi cuerpo como sutiles caricias.

    Por fin se ve venir lo que ya habíamos previsto inevitable, la respiración de ambos aumenta, la agitación es extrema… las palabras son muy dulces, son de almíbar y miel… hasta que por fin, mi cabeza gira por sobre mi hombro y ve tu rostro hermoso, ojos oscuros y labios fresa… un último esbozo de aire sale de tu dulce boca… y al fin lo inevitable, lo que ya me habías profesado… nuestros labios se unen en un cruel acto de pasión insaciable, por fin un beso.

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  • Tu eres mi fantasía

    Tu eres mi fantasía

    Mi fantasía ahora es contigo…

    Siento la lluvia caer sobre el techo de esta cabaña, miro las gotas escurrir en el vidrio de la ventana, me gusta como brillan con la lámpara que está encendida en la mesa de noche. Sin embargo, el ambiente es cálido, la cama muy cómoda, con suaves sábanas, llevo un vestido negro muy corto de tiras, que resbalan fácilmente por mis hombros, y unas pequeñas tangas negras con nudos a los lados. Mientras te espero, intento recrear en mi mente los momentos que estamos por vivir.

    Te veo salir desnudo del baño, acabas de tomar una ducha. Solo una toalla te cubre. Yo al verte salir, me arrodillo en la cama, tú te paras frente a mí, te rodeo suavemente con mis brazos mientras te beso lento pero profundo, acaricio tus labios con mi lengua, la paso finamente por ellos, mientras siento como tus manos acarician mis muslos, subiendo hasta mis nalgas.

    Te miro a los ojos, beso tu pecho, paso mi lengua por tus tetillas, y tú me miras, juegas con mi cabello. Yo sigo mi camino, bajo delicadamente, midiendo tu torso con mis largos dedos, la toalla cae lentamente, y veo que mis caricias ya van surtiendo efecto en tu miembro que encuentro duro, lo tomo con una mano, mientras la otra masajea tus bolas, te hago una paja lentamente, mientras noto como aceleras tu respiración acerco mis cálidos labios a tu glande, beso tus bolas y sobo de arriba a abajo tu pene, paso mi lengua desde la base hasta la cabeza, mirándote a los ojos, muy suavemente.

    Tú levantas mi vestido para apreciar mis nalgas en el reflejo de la ventana. Ahora succiono todo tu miembro, lo meto todo en mi boca, de arriba a abajo, tu excitación hace que tomes mi cabello con más fuerza, ¿te gusta lo que sientes? Ahora me pongo de pie sobre la cama, estoy más alta que tú, tomas las tiras de mi escotado y ligero vestido, y lo dejas caer.

    Miras mi desnudez, mis pezones cafés y duros, los tocas, acaricias mis senos, desamarras los nudos de mis tangas que caen inmediatamente, y una vez estoy completamente desnuda, me acuesto en la cama: “Ahora puedes hacer lo que quieras conmigo”.

    No te haces del rogar, te acuestas junto a mí, dirigiéndote a mis senos, los chupas, y muerdes suavemente, me encanta cuando lo haces así. Mientras una de tus manos recorre mi vagina, mojada y caliente por ti. Yo suspiro pasito y quedo, “aahhh… lo haces muy bien”.

    Abres mis piernas, te giras y pasas tu lengua por mi clítoris, es muy grande y tú lo succionas con todo un maestro, mientras introduces un dedo en mi orificio, después dos y luego tres. “Mételo ya… lo quiero todo adentro, hasta el fondo”.

    Te acomodas sobre mí, y me provocas pasando tu glande por mi clítoris, yo me retuerzo intentando ensartarme en ti. Te abrazo muy fuerte pegándote a mi cuerpo, te sujeto con mis piernas en tus nalgas, mientras paso mi lengua por tu cuello, no te haces más del rogar, y lo vas introduciendo poco a poco, “Ohhh… que rico como lo haces, mételo todo”, llega hasta el fondo, y el placentero dolor me enloquece, tú te mueves sobre mí, mis senos se mueven al compás de tu cuerpo, las tocas y aprietas, mientras sudas en el trajín.

    No quiero que te vengas en mi vagina, quiero que desvirgues mi ano, me pongo en cuatro, tomas el lubricante que hay en la mesa de noche, y vas dilatando mi ano con tus dedos, mientras yo masajeo mi clítoris, pones tu glande a la entrada, sé que va a doler pero decido aguantar, vas entrando poco a poco, es demasiado apretado, y yo ya tengo ganas de llorar del dolor, cuando por fin a entrado todo, comienzas a salir y entrar suavemente, después aceleras el ritmo, hasta que el dolor que sentí se convierte en placer, y grito como loca, me estoy masturbando mientras tu penetras fuertemente mi culo, estoy temblando de placer, cierro mis ojos para sentir como el aire se me va y regresa, estoy teniendo el mejor orgasmo de mi vida.

    Y nos venimos al mismo tiempo, descanso recostada en tu pecho porque aún nos queda el resto de la noche por delante…

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  • Me follé a la vecina de enfrente

    Me follé a la vecina de enfrente

    Me llamo Chema y tengo 18 años. Este verano me sucedió algo increíble en la playa. He de decir que soy muy tímido y que hasta entonces no había tenido relaciones con ninguna chica. No es que sea feo, pero tampoco soy muy guapo y me cuesta mucho acercarme a las chicas, sobre todo si me gustan. Soy bastante alto, pero no tengo un cuerpo de atleta precisamente. No llamo mucho la atención y me mato a pajas.

    Pues bien, en verano mis pajas tenían una protagonista: la vecina de enfrente, Araceli. Supongo que pensaréis que estoy muy salido, porque ella es una mujer madura y no muy atractiva si no estuviera tan calentorro. Debe de tener unos 50 años, está casada y tiene dos hijas; una es de mi edad y está muy bien, pero como sale mucho casi ni la veo; la otra es más pequeña. Es bajita, tiene el pelo corto, una cara normal, un cuerpo sin formas espectaculares, rellenita y con un par de tetas que me tienen loco.

    Todas las tardes cuando se iban mis padres me desnudaba y la espiaba mientras limpiaba la entrada de su casa. Bajaba los tirantes de su bañador y sus pechos quedaban bastante descubiertos. Cada vez que se agachaba tenía una visión impresionante. Yo me cuidaba para no ser visto entornando la persiana y mi polla se paraba sólo con esa visión.

    Un día, cuando estaba dándole a la manivela (he de decir que no gasto esos tamaños que abundan por estos relatos; mide unos 15’5 cm y eso en su máximo esplendor) con la tranquilidad de que su marido se había marchado y también sus hijas, vi cómo se acercaba a casa. Busqué el bañador rápidamente y salí a abrir, pues ella insistía en la puerta. No me dio tiempo ni a ponerme una camiseta. Y mi erección se notaba bastante a través del calzón.

    —Chema, ¿me dejas la podadera?

    Fui a por ella y se las pasé. Estaba muy nervioso y acalorado. Estaba muy rojo.

    —Hay algunas ramas a las que no llego. ¿Te importaría ayudarme?

    Le dije que no. Ella me habló de por qué no salía con los chicos de allí, etc. Me preguntó que si tenía sed y me dio una cerveza. Hacía un calor enorme y por poco que te movieses sudabas mucho. La cerveza me entró muy bien y me dio otra. Se me subió un poco a la cabeza. Ella se había subido los tirantes, pero tenerla tan cerca y ver su bañador azul celeste tan de cerca no me dejaba tranquilo y seguía con mi erección. No sé si ella se enteró. Además, a veces me pedía que le acercara algo y rozaba mi brazo con su pecho.

    Cuando terminamos, me invitó a pasar para tomar algo. No tenía ganas de nada, pero entré. Cuando me senté en el sofá vi que mi bañador estaba empapado. Me puse más nervioso. Ella se sentó al lado mío y vi que me miró.

    —Hace calor, ¿verdad? Mira, tócame, yo también estoy empapada…

    Y me cogió la mano y se la llevó a su entrepierna, haciendo a un lado el bañador. Estaba muy mojada. Se sonrió pícaramente.

    —¿Qué te crees? ¿Que soy de piedra? Llevo viéndote empalmado todo el rato y me has puesto cachonda. No es lo mismo saber que te estás masturbando en tu cuarto que notar el calor de tu polla al lado de mí.

    No me dejó tiempo para avergonzarme de que supiera que me pajeaba mirándola, me besó en la boca y me estrujó el paquete encima del bañador. Las cervezas me ayudaron a devolverle el beso con la lengua y a tocarla los pechos. Terminamos besándonos con lujuria y pasión, respirando sin separarnos y sin dejar de tocarnos.

    Ella ya había metido su mano por debajo del bañador y yo le había bajado los tirantes y le había sacado un pecho. Le saqué el otro y bajé la cabeza hasta sus pechos: caídos pero enormes, con unos pezones muy grandes también, rosados, blanditos y con unas aureolas más largas que anchas. Se los chupé a conciencia: ella jadeaba y me decía que siguiera, que se las chupaba muy bien.

    Le bajé el bañador hasta los tobillos y me encontré con una pelambrera enorme. Olía muy fuerte, pero estaba muy excitado y hundí mi nariz en ella y bajé hasta encontrar el agujero. Los líquidos le bajaban por los muslos y se los limpié a lengüetazos. No sabía dónde estaba el clítoris, pero sus gritos me confirmaron que lo había hallado. Noté un líquido que me manchaba la cara. Se había corrido en mi boca. Me lo tragué todo.

    Me di cuenta que me había corrido yo también y se lo dije a Araceli. Me bajó el bañador y se metió mi verga, ya no tan dura como hacía un momento y empezó a absorber todo mi esperma. Ver cómo esa señora bombeaba mi polla con su boca a un ritmo frenético me volvió a calentar. Le acaricié de nuevo las tetas, que no se le paraban de mover con la chupada y mi polla, para alegría de Araceli, volvió a ponerse como un palo.

    —Te quiero follar.

    No sé cómo me atreví a decírselo, pero la empujé hacia el sofá y ella quedó recostada abriendo sus piernas. La veía su raja como se las veía a las tías de las revistas. Me eché sobre ella, que me dirigió la polla hacia su coño. Entré de golpe hasta el fondo. Le molestó un poco, pero pronto gritó de gusto.

    —Tienes una polla que me vuelve loca, Chema. Destrózame.

    Empecé a mover el culo y mi polla salía y entraba de ella. No parábamos de besarnos y de jadear.

    —Ponte a cuatro patas, la ordené.

    Ella no dudó y se dio la vuelta. Agarré sus pechos por detrás y se la clavé de nuevo. No podía dejar de mirar su culo. Metí un dedo en él y gimió. Le metí otro y volvió a gemir. Ya con tres dio un pequeño grito. “Te voy a romper el culo”. Se la saqué del coño y metí la cabeza de mi polla en su agujero. No sabía que la tenía tan gorda. Me costó bastante metérsela. Araceli gritaba y pedía que no siguiese. Pero yo estaba muy caliente y seguí empujando, hasta meterle la mitad. Araceli me insultaba. Hijo de puta, me estás matando. Me moví en círculos para que se acostumbrara y la pajeé con la mano en el coño.

    Cuando vi que disfrutaba, volví a dar otro empujón, hasta el fondo; chocaron mis huevos con su culo. Gritó mucho, pero no la hice caso. La presión sobre mi verga era increíble y se la saqué y la volví a meter. Me excitaba que gritase tanto. A las pocas veces del mete-saca, ella me pedía más, me pedía que la rompiese el culo. Cuando me iba a correr, se la saqué y le dije que me mirara la polla. Cuando lo hizo, me masturbé frenéticamente y descargué sobre su cara y sus pechos, inundándola de semen. Parecía que era la primera vez que me corría, porque la llené de leche. Ella se lo desparramaba por sus pechos y se tragaba lo que le caía cerca de la boca.

    Ese verano no dejé de follármela cuando tenía alguna oportunidad.

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